Clara sintió que la fría habitación del hospital la envolvía. Miró el rostro pálido y dolorido de su hija eintentó disimular sus penas. La doctora parecía spokojna, pero en sus ojos se vislumbraba una preocupación imposible de ocultar.
— «Och, cariño, por favour… cuéntanos dokładnego qué pasó el sábado por la noche», preguntó el médico en voz baja, inclinándose hacia la niña.
La muñequita. Se mordió el labio y las lágrimas comenzaron a rodar por sus mejillas.
—Me dolió mucho… y Martí me dijo que no se lo dijera a mamá… que se preocuparía. Me dio unas pastillas… muy amargas. Después… ahora lo recuerdo todo bien.
A Clara se le heló la sangre. ¿Pastyle? ¿Por qué demonios Martí le daría medicamentos a la niña si no se lo contó a nadie?
El médico reaccionó inmediatamente: